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29 de abril de 2014

Cambia tus palabras, cambia tu vida



 Las palabras son maravillosas cuando se utilizan de manera adecuada. Pueden edificar, alentar y dar confianza a quien las oye. Una palabra adecuada pronunciada en el momento correcto en realidad puede cambiar una vida.
  “Es muy grato dar la respuesta adecuada, y más grato aún cuando es oportuna”. (Proverbios 15.23).
  Las palabras que salen de nuestra boca entran en nuestros propios oídos al igual que en los oídos de otras personas, y después pasan a nuestra alma, donde nos causan gozo o tristeza, paz o disgusto, dependiendo del tipo de palabras que hayamos pronunciado. Nuestras palabras incluso pueden oprimir nuestro espíritu. Dios desea que nuestro espíritu sea ligero y libre, de modo que pueda funcionar adecuadamente, no que sea pesado y oprimido.
  Cuando entendemos el poder de las palabras y nos damos cuenta de que podemos escoger lo que pensamos y hablamos, nuestras vidas pueden ser transformadas. Nuestras palabras no son forzadas sobre nosotros; se formulan en nuestros pensamientos y entonces nosotros las pronunciamos. Podemos aprender a escoger nuestros pensamientos, a resistir los malos y pensar en los buenos, los sanos y los correctos. Donde va la mente, el hombre le sigue. También podríamos decir que donde va la mente, ¡la boca le sigue! Ni siquiera tenemos que estar hablando con alguien para aumentar nuestro gozo con nuestras palabras. La mera confesión de cosas buenas es suficiente para alegrarte. 
  Cuando te levantas en la mañana, si hay algo que necesitas  cambia tus palabras, cambia tu vida, atender ese día y que no te entusiasma, puedes decir: «Aborrezco este día» o puedes decir: «Dios me dará la fuerza hoy para hacer lo que tenga que hacer y para hacerlo con gozo». ¿Cuál de estas dos frases crees que te prepararía mejor para el día?
«La lengua apacible es árbol de vida», dice Proverbios 15.4 (RVR-60). Según la Escritura, Dios ha dado a sus hijos una nueva naturaleza, y se nos enseña a renovar nuestra mente y nuestra actitud diariamente. Tener una perspectiva positiva de la vida y hablar palabras positivas son dos de las cosas más apacibles que podemos hacer.

   Cada uno se sacia del fruto de sus labios (Proverbios 12.14a).
   Quien habla el bien, del bien se nutre (Proverbios 13.2a).
  Cada uno se llena con lo que dice y se sacia con lo que habla (Proverbios 18.20).

  Por tanto, escoge tu comida con cuidado. Cualquiera que quiera estar sano tiene cuidado de escoger alimentos de calidad que proporcionen una buena nutrición. Si queremos estar sanos en nuestra alma y espíritu, también deberíamos escoger palabras que nos edifiquen y aumenten nuestra paz y nuestro gozo. 


Joyce Meyer, "Cambia tus palabras, cambia tu vida"

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