Hay una historia personal que escribimos cada día. Dejá que Dios te guíe. Vamos dejando una huella. Dejá que Dios la imprima y será indeleble, Dejamos marcas dondequiera que vamos. En el trabajo o el hogar, en la escuela o en el gimnasio, en la iglesia o en el club, en la calle o en un café; con palabras o en silencio. Nuestra vida misma es una influencia, que grabará huellas en otras vidas. Demos prioridad al amor, porque el amor de Dios sana.
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