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30 de junio de 2016

Tiempos


  El cambio de estación nos hace reflexionar en los tiempos, ¿no?. Cómo pasa y las cosas se suceden, cambian y vuelven a cambiar en un ciclo predeterminado, cuya perfección maravilla incluso a la ciencia más vanguardista.

  El Creador de todo, nuestro Dios, es perfecto, y todo lo hizo hermoso y perfecto. Pensando en la naturaleza y en los cambios, podemos ver una sencilla verdad, así como Dios preparó de antemano la perfección de la naturaleza, también preparó de antemano un plan maravilloso para nuestras vidas. Sólo que, en este caso, hay un factor adicional: el libre albedrío humano; nuestra libertad de decidir a voluntad. Dios no nos obliga a nada. Nos enseña, nos guía, nos habla y nos ayuda. Nos indica el mejor camino. Nosotros elegimos. Si elegimos el camino de Dios, el que Él preparó, y dejamos que sea Él quien nos dirija al momento de tomar decisiones, ¡podemos entonces entrar en la perfección de Su voluntad!

  Eso significa que podremos "cumplir" los planes que Él preparó para nosotros, el propósito de nuestra vida. Cuando aceptamos a Jesús como nuestro Salvador y Señor, Él comienza a guiarnos en ese plan especial que tiene para cada uno. Y cumple Su voluntad, que es "buena, agradable y perfecta". ¡Eso llena de satisfacción el alma! Cumplir el propósito por el cual nacimos. Y también alegra el corazón de Dios.

  Es posible. Dios ya lo ha hecho posible por medio de Jesús. Basta con creerlo, confiar en nuestro Padre y obedecer Su guía, Su Palabra.

  Todo tiene su tiempo. Dejemos que nuestro buen Dios nos guíe, cada día de nuestra vida. Porque Él hace todo bien. Y, siempre, hace todo para nuestro bien. La bondad de Dios es infinita. No podemos siquiera imaginar lo bueno que Él es... Por eso, vale la pena confiar en Él, dejar que nos dirija y nos corrija con amor, porque sabe qué es lo mejor, y cuál es la mejor manera, siempre. 

  Confiemos en Dios. Así como "confiamos" inconscientemente que después del invierno vendrá la primavera, y después el verano, y después el invierno y el otoño...

  El mismo Dios que cuida las estaciones del año... ¡cuida aun más tu propia vida! Simplemente porque te ama con amor eterno.

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