Todas las Noticias

29 de abril de 2016

Lo que viene


Cambiar el corazón


Alegras mi alma.



Nadie dijo que no habrá tristezas, ni lágrimas. No se nos dijo que por ser cristianos estaríamos exentos de problemas o penas. Pero sí se nos prometió la presencia de Dios, su compañía, su consuelo, su ayuda, su fortaleza… ¡y su alegría!

La Biblia dice que Dios es quien alegra el alma de sus hijos; el que nos rodea de amor y nos consuela con su Espíritu Santo cuyo  “segundo nombre” es “el Consolador” (y además  “el Compañero”, “el que nos ayuda”).

En esos momentos que no nos gustan tanto, esos que preferiríamos evitar, hagamos lo debido, tomemos decisiones correctas, tengamos la actitud adecuada, y confiemos en que Dios hará lo demás. Podemos estar seguros de que cuando dejamos en sus manos nuestros conflictos y necesidades, Él se hace cargo. Y nos hace bien.
Así que, cuando tengamos que pasar por esos momentos difíciles procuremos mantener ese gozo interno y callado que nos fortalece. El gozo que Dios deposita en nuestro interior cuando estamos juntos hablando con Él a solas. Y recordemos que las circunstancias están bajo su control absoluto, en las manos del Dios que alegra nuestra alma.

“...al Dios de mi alegría y de mi gozo…”
(Salmo 43:4)