Todas las Noticias

27 de abril de 2015

Próxima reunión


¡Visitas!


Otra Vez

                           

  Otra vez me despierta, como un Padre a su hijita: silenciosa, imperceptible, cariñosamente.
  Me abre los ojos para ver el día: hace rato que ya amaneció. 
  Él quiere mostrarme todo lo que ha hecho para hoy.
  Pone en mi corazón nuevos latidos; su aliento le da vida a mi respiración. Su poder me levanta despacito, y me infunde confianza para afrontar lo que vendrá.
  La gratitud surge espontánea y somnolienta: “Gracias, gracias por este día…” Y la mente agradecida comienza a hilvanar palabras bombeadas desde el corazón: “Gracias por tanto amor, Señor…gracias por tu presencia, gracias por despertarme con ternura… ¡otra vez!”
  Y el día comienza. Voy a reírme a carcajadas. Voy a trabajar y a tomar decisiones. Voy a amar y a perdonar. Quizás llore por algo… (¡ojalá no!). Quizás haya preocupaciones o temores; ansiedad, impaciencia…pero voy a hablar, a lo largo del día, con mi Padre, el Dios que me despierta todos los días…y que te despierta a vos también.


4 de abril de 2015

3 de abril de 2015

Este mes fue tu día



Alegrás mi alma




Nadie dijo que no habrá tristezas, ni lágrimas. No se nos dijo que por ser cristianos estaríamos exentos de problemas o penas. Pero sí se nos prometió la presencia de Dios, su compañía, su consuelo, su ayuda, su fortaleza… ¡y su alegría!

La Biblia dice que Dios es quien alegra el alma de sus hijos; el que nos rodea de amor y nos consuela con su Espíritu Santo cuyo “segundo nombre” es “el Consolador” (y además “el Compañero”, “el que nos ayuda”).

En esos momentos que no nos gustan tanto, esos que preferiríamos evitar, hagamos lo debido, tomemos decisiones correctas, tengamos la actitud adecuada, y confiemos en que Dios hará lo demás. Podemos estar seguros de que cuando dejamos en sus manos nuestros conflictos y necesidades, Él se hace cargo. Y nos hace bien.

Así que, cuando tengamos que pasar por esos momentos difíciles procuremos mantener ese gozo interno y callado que nos fortalece. El gozo que Dios deposita en nuestro interior cuando estamos juntos hablando con Él a solas.

Y recordemos que las circunstancias están bajo su control absoluto, en las manos del Dios que alegra nuestra alma.

“...al Dios de mi alegría y de mi gozo…” 
(Salmo 43:4)