Todas las Noticias

29 de julio de 2013

Crecer es Vivir


Uno dice: “Nací para ser médico”, y disfruta ser médico. “Nací para ser docente”, y disfruta la docencia. “Nací para ser artista”,  y disfruta el crear obras de arte.
Llamamos vocación, a la elección de vida, de estudio, de profesión, de oficio, etc. que podemos disfrutar; al “sentirse realizado”.Como cristianos, nuestra vocación también es crecer. “Nacimos para crecer; para desarrollarnos, para extendernos, y también para prolongarnos más allá.”

Crecer (ante todo, para nosotros como cristianos), es vivir y cumplir un propósito…¡y disfrutar el hacerlo!...Por lo tanto, podemos disfrutar el proceso. No es que el proceso en sí sea un deleite. El crecer no siempre es fácil. Pero podemos aprender a hacer, del proceso del crecimiento, ¡una aventura!... podemos alegrarnos en nuestro andar por la vida, porque tenemos una meta mientras crecemos. Asimismo, disfrutemos esta “aventura de la vida”, aunque a veces signifique “un dolor” (como los huesos que crecen), “una separación” (como el dejar a los amigos de la escuela), un compromiso mayor (como el trabajar, formar una familia, lanzarnos al pleno propósito de Dios). No hablamos de crecer por competencias o rivalidades, sino de un crecimiento natural y hasta espontáneo: en la vida espiritual, en tu carrera y tu trabajo. “Compitiendo solo con nosotros mismos”, dijo alguien, “para mejorar nuestros propios récords”. En definitiva, nada más ni nada menos que “ser todo lo que Dios quiere que sea, y hacer todo lo que Él quiere que haga”. Colaboremos con Dios, porque el crecimiento lo da Él. ¡Y el que hace las obras también es Él! Crecer sanamente hasta la plenitud, simplemente es “cumplir el propósito de Dios”: desarrollar el potencial, para ser lo que Él tenía en mente al darnos vida.

Y la buena noticia es que hay Alguien que te cuida, mientras crecés; Él te da el crecimiento, te enseña, te ayuda, te protege, te encauza, te riega, te alimenta, y hasta cuida tu alma. Crecé tranquila, puestos los ojos en Jesús. Naciste para crecer, y más aún, para dar vida a otros por medio de Él.

Lo que viene...


Por toda la Eternidad


Bueno y Breve, más que bueno.

Una palabra puede cambiar rumbos, decisiones, situaciones y vidas.


"La palabra a su tiempo,¡cuán buena es!"(Proverbios 15:23).

No es necesario decir demasiado, sino suficiente. Suficiente para animar, para afirmar, para mostrar afecto, confianza, respaldo; para encauzar; para reconsiderar; para esperar, o para decidir.
No dudés en hablar cuando considerás que es palabra buena y a tiempo. Si es palabra que edifica a los demás, aunque breve, ¡será más que buena!